La mirada se me había perdido. Ya hacía tiempo que no enfocaba mi visión de mi mismo, no podía centrar mi vista hacia horizontes más lejanos.
Sentado en la playa, solía mirar el final del mundo como una futura meta.
Me senté y dibujé una línea en la arena con los pies. Una barrera frente a mi, un obstaculo que yo mismo me había interpuse. Solía pensar que los ladrillos invisibles que conformaban mi barrera eran los culpables de que no cogiese carrera para escapar hacia la lontananza, hacia la nueva vida.
Mil largos paseos di a lo largo de "mi muro", mil pensamientos de fuga, mil ocurrencias para conseguir escapar.
Al fin, en uno de esos largos caminares por el longitudinal muro alquímico, ví una puerta que tenía un cartel:VALOR Y NO RETORNO
Dudas. Sentimientos encontrados. Miedos. Anhelos.
Entré, y al cerrarse la puerta un sobresalto despertó un terrible temor al error.
Un hombre me esperaba. tenía un rostro apacible, tranquilo y sosegado se acercó a mi y señalando al mar me descubrio una gran ola que amenazaba con aplastarme a mi y a mi muro invisible.
Antes de cerrar los ojos me volví hacia la puerta y de ella colgaba un espejo en el cual mi cara se reflejeba. Lloré mis mejores lágrimas esperando convertirme en ola para destrozar el muro sobre el cual había girado mi mundo y que me había llevado a la muerte, al más allá.
LA GRAN OLA
Publicado por
Viti
on lunes, noviembre 20, 2006
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